El día miércoles, la Cámara de Senadores volvió a tener un reacomodamiento con el cambio de camiseta de Fernando Moreira, que ingresó en 2013.
El legislador abandona formalmente la bancada del Frente Renovador, con la que logró su ingreso, y salta a las filas del Frente para la Victoria en un movimiento previsible considerando los realineamientos sucedidos en meses recientes. Moreira responde a la figura de Gabriel Katopodis, Intendente de San Martín que siguió esos mismos movimientos.
En efecto, el jefe comunal jugaba para el bando de Sergio Massa hasta principios de junio cuando, finalmente, pegó el volantazo y volvió a las huestes iniciales.
Katopodis venía de ganar el mando de la Municipalidad en diciembre del 2011 con una boleta colectora del oficialismo nacional, más precisamente el Frente Social, auspiciado por Florencio Randazzo. Pero más que el apoyo del ministro de Interior y Transporte, el ahora alcalde fue bendecido por casi toda la Casa Rosada, Gabriel Mariotto y el mencionado Massa, cuando éste integraba ese espacio.
A nivel local, además, la postulación de Katopodis era producto de un acuerdo que incluía varios pilares, no sólo el suyo personal. Peronismo 2020 -la agrupación donde confluyen Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno provincial, y un operador de la región como Oscar Bitz, subsecretario de Políticas Metropolitanas- y el Movimiento Evita -que tiene en Leonardo Grosso, diputado nacional, su máximo referente- respaldaban esa presentación.
El Intendente, una vez en el sillón de mando, desarmó esa alianza estratégica y estrechó lazos con el tigrense en junio del 2013, días antes del cierre de listas. Jugó con el FR en los comicios de medio término pero la baja performance en las encuestas, la sangría que empezó a sufrir a mediados de año y sus problemas de armado general definieron el cambio de estrategia.
Con la salida del massismo, los hombres de Katopodis siguen sus pasos. Y Moreira, senador provincial por la Primera Sección Electoral, no era la excepción.
En el plano estrictamente parlamentario, el FpV controla casi sin problemas el manejo del cuerpo, como nunca en casi ocho años de gestión sciolista, cosa sorprendente si las hay. Con Moreira, la tira de senadores asciende a 23 sobre 46 miembros, pero a estos hay que sumar 5 aliados que acompañan desde sus bancadas: Mario Ishii, Mónica Macha, Baldomero Álvarez de Olivera y Patricia Segovia, y Alfonso Coll Areco.
De esta forma, el FpV llega virtualmente no a 23 sino 28 integrantes que levantan la mano en decisiones calientes. Por encima del quórum propio (la mitad más uno) y, en rigor, no muy lejos de los dos tercios que aseguran tranquilidad hasta el recambio de la composición a fines de este año, luego de las elecciones previstas para octubre.
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